Hace algo más de dos semanas
conmemorábamos el 83º aniversario de la proclamación de la II República
española, o el 83º aniversario del fin de un sistema político monárquico,
corrupto y caciquil conocido como la Restauración (1876-1931). La situación
actual del país y del sistema político nacido con la Constitución de 1978 está
dando sus últimos coletazos, profundamente contaminado por una crisis sistémica
que pone en peligro no solo la integridad de las instituciones (corrupción,
nepotismo, injusticia), sino su propia legitimidad y la legitimidad del sistema
democrático ante una mayoría de ciudadanos y ciudadanas. Ante esta situación,
solo queda una solución, hacer un reset al sistema político y cerrar de una
vez por todas la Transición y la Segunda Restauración Borbónica (1978-), constituir
ya la Tercera República Federal Española.
El 14 de abril de 1931, el
sistema político de la Restauración, inaugurado en 1876, se desplomaba después
de unas elecciones municipales donde ganaron los partidos socialistas y
republicanos. Alfonso XIII y el sistema político corrupto y deslegitimizado,
daba paso a la II República, a un nuevo sistema que trajo la democracia, la
igualdad de derechos, el sufragio universal, la laicidad, el poder del pueblo
para el pueblo y que acabó trágicamente en un golpe de estado de las derechas
en 1936 y en una guerra civil, que hoy, en el año 2014, aún no ha cerrado sus
heridas.