jueves, 5 de junio de 2014

Miedo a la Democracia



Lo ideal sería poder ver los acontecimientos que se están sucediendo en España y en Catalunya desde la silla de un espectador y comiendo palomitas. Los que estamos en el camino de los cincuenta, podemos estar orgullosos de haber vivido casi con plena conciencia la muerte del dictador, el nombramiento del Rey Juan Carlos I, las primeras cortes democráticas, la elaboración y aprobación de la Constitución, el golpe de estado de 1.981, la Transición en definitiva. Pero también el ingreso de España en la Unión Europea, el final del gobierno de Felipe González y la puesta en órbita universal como un país desarrollado, democrático y de derecho de España. Vivimos el 11 S, el 11 M, la guerra de los Balcanes, la caída del muro de Berlín. En fin, tantas cosas que creo que nos hemos ganado el derecho a ser nombrados “abuelos cebolleta” y estar legitimados para explicar historietas.

Ahora estamos también ante un nuevo momento histórico, nos enfrentamos a nuevos hitos, la crisis económica brutal que estamos padeciendo, las dudas ante la Unión Europea, la iniciativa independentista en Catalunya, la abdicación del Rey Juan Carlos y el nombramiento del nuevo Rey Felipe VI. Pues bien, tras casi cuarenta años de democracia tengo la sensación de que tenemos miedo a la democracia, que no confiamos en su madurez y en definitiva en la población española. No me gusta que continuamente nos digan lo que tenemos que hacer o lo que está bien o mal, o lo que tenemos que pensar pues ya somos mayores de edad y no me refiero sólo a que tenemos más de 18 años. Noto un miedo atroz a cualquier cambio, se nos remite continuamente a la Constitución para decirnos que la legalidad es la que es y hay que cumplirla a lo que yo digo en primer lugar que, de acuerdo, vamos a cumplirla, pero también digo que por qué no cambiarla. Nos enfrentamos como he dicho, a nuevos momentos trascendentales y hemos de afrontarlos sí o sí, momentos completamente ajenos a los que se vivían en 1.978, año en que se aprobó la constitución, aquellos momentos estaban influenciados por casi 40 años de dictadura, de miedo a revueltas militares, de una religión dominante en la sociedad y en las decisiones políticas, de una sociedad con ansias de libertad pero también con mucho miedo a repetir horrores del pasado, acostumbrada al paternalismo de la política. 

Pues bien, todo lo anterior ha cambiado, es cierto que muchos no la votamos, aunque se critique esa afirmación, y es cierto que los tiempos que corren exigen valentía y decisión y si hemos de cambiar las cosas, hagámoslo. Yo no pido saltarse la legalidad, antes al contrario, pido legalizar los cambios y por eso no hemos de tener miedo a la democracia, a preguntar a la gente que quiere. Ese y no otro es el paso necesario para legitimar los cambios y legalizarlos o constitucionalizarlos. No tengamos miedo a la democracia pues es la medicina que lo cura todo y no tengamos miedo en nuestro partido a pedir la opinión. Las decisiones tomadas de esta forma no admiten crítica ni interpretaciones torticeras y en consecuencia no admiten especulaciones sobre lo que “podría ser”, pues se pasaría al “es”. Si no lo hacemos así serán otros quienes lo harán por nosotros y “podemos” perder mucho.


Manuel Giménez Guàrdia